viernes, 14 de diciembre de 2012

Recomendaciones basadas en principios empíricos, machistas y represión para tener éxito en las no-relaciones en soltería


  1. Disfrutarás según tus deseos y límites, luchando contra prejuicios culturales e incluso propios, pero nunca desearás al mismo hombre que tu amiga. 
  2. No habitarás en el espontaneismo: una buena estrategia no arruina la emoción. 
  3. Disfrutarás las bondades del esparcimiento hayan o no hombres apuestos. 
  4. Tomarás consciencia de tus actos y sus consecuencias. El excesivo encanto puede causar estragos. 
  5. Serás producto premium: el interesado deberá invertir recursos para acceder al sexo contigo. No responderás llamadas ni mensajes iniciadores después de media noche. No habrá sexo si no hay condiciones de contexto apropiadas. 
  6. Te elevarás: tendrás inteligencia, cultura, moral, además de simpatía y entretención. 
  7. Distinguirás los efectos de enamorar de los de calentar la sopa, y no dejarás que te exijan amor cuando sólo haz insinuado sexo, ni esperarás amor cuando sólo te han ofrecido sexo. 
  8. No actuarás sobre hechos consumados: cuando tu no quieras, una cosa no implica otra y siempre puedes cambiar de opinión. 
  9. Serás monedita buena: no habrá sexo antes de la tercera cita, no te involucrarás con más de un hombre de un mismo círculo cercano. Monedita buena usa siempre condón en el momento indicado. 
  10. En las no-relaciones, no esperarás mensajes o llamadas cada dos días. 
  11. No te harás preguntas inútiles para las cuales no tienes respuestas. A los hombres no hay que entenderlos, hay que disfrutarlos. 
  12. Para asegurar la soltería esperarás al menos ocho días. 
  13. No aceptarás todas las premisas. Buscarás rebatir propuestas, siempre con una buena alternativa. 
  14. Estarás preparada para ver los efectos de los hombres que parecen perfectos. 
  15. Aprovecharás, pero con sutileza y talento, el recurso de la erotización secundaria. 
  16. Se incrementará cita a cita la intensidad de la interacción. 
  17. No entregarás a quien no entrega como se le da. 
  18. No generarás una zona de seguridad, donde la persistencia de las buenas condiciones no requieran una inversión permanente.

martes, 1 de mayo de 2012

Cómo reconocer a una no-relación que se convierte en pololeo

Ya que Miss Rita no ha hecho explícitos los indicadores que convierten a esa no relación que usted, señorita lectora, mantiene con algún mijito rico por ahí, me veo en la necesidad de señalárselas, no vaya a ser que el mundo esté pasando frente a sus ojos y el tren ya vaya llegando a Puerto Montt; mientras usted, ahí, sin asumir lo evidente. Recuerde, estos son tiempos modernos, pedir pololeo is too mainstream. Ahora lo que la rompe entre las nuevas generaciones es bailar Psycho Killer, raparse los lados de la cabeza (Slowpoke!) y no oír el tan popular en los tiempos de colegio y/o mechones "¿Quieres pololear conmigo?". Así que, lea y anote estos tres sencillos puntos.

1. El mensaje de texto diario: OK, convengamos en que lo más probable es que usted no vea al joven en cuestión a diario; pero, atenta! Si intercambian SMS a diario, deseándose los buenos días, buenas noches y/o todas esas cosas medias mamonas que a usted le gustan aunque lo niegue; entonces usted ya está en la fase número uno que lleva a su pseudo relación a convertirse en pololeo. Ahora bien, esto deja de suceder alrededor de los 6 meses de relación, según me informó la fuente ya mencionada de este artículo.

2. Van a comprar cosas pa la casa de alguno de los 2 juntos al supermercado. Ir a comprar una chela o copete e incluso alguna cuestión pa comer o para cocinar en el momento no vale porque aún cabe dentro de la categoría de cita o parafernalia montada para simplemente follar.

3. Noche de viernes/sábado viendo películas: Acá la cosa ya está poniéndose más seria, sin lugar a dudas. Dejar una de esas noches, que antes solían ser para salir a huevear y tomar Michelada, o bien para salir cada uno por su lado; y dedicarse a quedarse acostados viendo películas o series mientras hacen Cucharita... listo, ha llegado a la segunda fase de la cuasi relación. Hasta puede que cocinen algo rico y luego se irán a acostar abrazaditos. Romántico, pero, atenta! que luego de eso se da paso a los inevitables puntos siguientes.

4. Tus amigos o amigas lo tienen de amigo en facebook (es un rasgo en el caso que no lo conocían de antes, evidentemente).

5. Dejar el cepillo de dientes en la casa de él, o él en la suya. No vale la pena explicar nada. Esta wea salió hasta en un comercial.

6. El almuerzo de presentación con los papás: Listo. Fin de la historia. Usted pasa los dos puntos anteriores y termina un sábado cualquiera conociendo a los padres del sujeto en cuestión y, voilà! Usted está pololeando, aunque no exista una petición formal. Le recomiendo, a título personal, fijarse detenidamente en este punto, puesto que la actitud de su comodeseellamarlo le va a traer grandes lecciones para el futuro. Así que, como siempre le repetimos, ojo con los mamones! No vaya a ser que sea demasiado tarde y termine dándose cuenta que metió las patas de nuevo y que volverá al punto de partida del Monopoly del amorsh. Usted verá como lo hace, yo solo cumplo con informar, desde el lugar de los hechos.

Nota: Los indicadores anteriores fueron comprobados empíricamente por Marla, al punto que nos vimos en la obligación de sacarla del blog por haber abandonado su condición de soltera.

lunes, 16 de abril de 2012

De vuelta a la soltería.

Volver a la soltería luego de un tiempo relativamente largo sumergida en una relación debe ser una de las situaciones más complejas a las que me he visto enfrentada; porque, claro, luego de pasar (o al menos creer haber pasado) el periodo de luto, duelo, o como quieran llamarlo, comienzan a aflorar las ganas de volver a salir con alguien; de verse enfrentados a la adrenalina que se supone implícita al volver a coquetear con un hombre, sentirse interesante y/o deseada por alguien a quien muchas veces poco y nada conoces. Mi problema fue, de hecho, ese. El haber olvidado casi por completo las técnicas de conquista más básicas, sumado a haber conocido a un hombre que consideré perfecto para mí y mis necesidades casi desde el primer momento en el que me enteré de su existencia. Guapo (según mis parámetros, no muy aceptados a veces, pero guapo al fin y al cabo), interesante, con un sentido del humor similar al mio y con una tremenda compatibilidad de intereses. Eso, sumado a que era un hombre independiente, sin, al menos a simple vista, los típicos rollos del tipo mamón-amante de su madre a niveles estratosféricos (característica que odiamos en este humilde blog, por cierto), lo hizo convertirse en objeto de mi interés en corto tiempo. El problema fue que, pese a mis notorias intenciones, que con claridad superaban la barrera de la amistad, el asunto no se concretó, de ningún modo. Hasta ahí, todo parece tener sentido. La aparente apatía de su parte no presentaba la posibilidad de dobles lecturas. Pero, mientras eso sucedía, al menos visto desde mis cuatro ojos, había, en efecto, otro punto de vista. Ése en el que él mostraba agrado al salir conmigo. Incluso hubo palabras a favor de vernos de nuevo, alabando nuestros encuentros, hablando de futuras salidas (Asquerosamente futuras, muchas veces), qué se yo. Pero a la hora de acordar, del “Hey, salgamos?”, nada. Siempre yo terminaba cediendo a mi enorme orgullo, invitándolo, armando panoramas, los que él solía recibir de buena gana, mas nunca dando el primer paso. Y, sí, sé que muchas veces puedo ser una mina enrollada y poco lógica en temas de pareja, pero no podía dejar de preguntarme “¿Qué mierda le pasa a este loco?” Y, mientras más buscaba la respuesta, más me perdía en la nebulosa que significaba esa extraña relación de amistad/ ganas de agarrarlo y darle un beso/ sentir que el tiempo esperado para al menos recibir una respuesta que demostrara real interés/ ego herido por el rechazo (Inexistente, claro, si me piden que me apegue a los hechos, pero que, por el mismo hecho de carecer de forma y/o realidad, lo hacían nacer, emerger como una verdad absoluta para mí).

Así me mantuve durante varios días. Perdiendo toda lógica. Sintiéndome como una adolescente eterna cuando sentía cosquillas en el estómago por el simple hecho de tenerlo hablándome al oído, o mirándome a los ojos. Pero, los 16 años ya pasaron hace rato e, insisto, pese a tener completamente asumida mi inmadurez al enfrentar situaciones como ésta, no podía seguir aguantando más. Yo, la supuesta mujer lógica, independiente y directa, absolutamente cagada por un tipo que ni siquiera parecía tener muy claro lo que él quería en su vida (Aunque, claro, el señalaba lo contrario. Pero no me consta). Así, un día decidí enfrentar las cosas. No alargar innecesariamente el hueveo. O era o no. Si me acerco, y no actúa, chao. Y fui, decidida a matar o morir. Claro que, la que murió fui yo. Como la historia de nunca acabar en la que se fue convirtiendo esto poco a poco, nadie hizo nada. De hecho, lo único que pasó fue que me enganché más de su sonrisa y de sus mensajes dulces.

Pero, bueno, paremos el hueveo, les acorto la historia. Un buen día, envalentonada por unos copetes de fin de semana, le dije (por mensaje de texto, obvio, nunca tan campeona) que me gustaba. Me respondio, inmediatamente que yo a él también, pero que quería decirmelo en vivo, y acordamos una cita para el día siguiente. Las flores comenzaron a caer del cielo; la gente comenzó a bailar en una coreografía conmigo, cual Tom en 500 days of Summer. Todo estaba saliendo tal como yo lo quería.

Hasta que, luego de una larga noche, llegó el gran día. Y con él, un nuevo mensaje de texto: “Estoy muy enfermo, pero de todos modos quiero salir contigo, te aviso si mejoro”. Miedo. Nervios. Pasó el tiempo y, nunca avisó. Fin de la historia. Y, las conclusiones son: Los hombres (O varios de ellos) carecen de empatía; él debe estar tomando tecito con limón en su casa y; yo seré una enrollada, pero al menos me salvé de la gripe que más deseé tener en toda mi vida.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Feminismo con amor a la Disney

Soy parte de una generación que bordea los 30, aunque yo no he cruzado esa barrera. Muchas somos hijas de feministas o al menos de mujeres más independientes. O que dicen serlo. Desde chica supe que tenía que ser independiente, estudiar, trabajar, pero además creci en una sociedad esquizofrénica donde conviven el individualismo y el mito de "La Familia" y "el Matrimonio". El problema es que las liberadas mujeres europeas de los 60 no construyeron la alternativa. La idea era destruir el patriarcado, pero aún no vemos cuáles son las nuevas relaciones de pareja que deberían sentar las bases de la sociedad.

Formo parte de la generación que no aceptará que el hombre crea que nuestro lugar es la cocina, pero fui socializada en una cultura del amor a la Disney. Príncipe Azul y vivieron felices para siempre. Las canciones y las películas románticas, la cultura en general, te llenan la cabeza de estas ideas. El ideal es abandonarse en el otro, hacer todo por él.  Pero la vida nos enseña que las cosas no son así de fáciles y que ese amor perfecto no existe.

¿Cómo construir relaciones de pareja hoy? No lo sé. Yo solo he fallado y me han roto el corazón. Es tan complejo querer armar un proyecto colectivo, de a dos, en un contexto de tanto individualismo. Se pasa de una a otra relación, y cuando viene alguna dificultad, me retiro. La empiria te demuestra que lo mejor es involucrarse poco, desapegarse y no abandonarse en los sentimientos. La gente me dice que hay que quererse a uno más que a nada. Prioridad uno, dos y tres.

Por eso ahora quiero probar las no-relaciones. No hay por qué renunciar a los placeres del buen sexo y del cariño. Sólo que en nuestra sociedad es muy mal visto que una mujer espere disfrutar sin compromiso. En palabras vulgares es una puta. Las mujeres no pueden hacer eso, dicen, porque está en su composición neurológica. Mentira! todo depende que es lo que uno quiere y con que disposición se encuentra.

Mucho cogeneracionales, hombres que viven sus relaciones sin mucho compromiso, no tienen empacho en hacer esos ennjuiciamientos. Por eso, si queremos mantener la atención de un hombre más de una vez, tenemos que aparentar que aprendimos sólo la mitad de los valores feministas: ser trabajadora e independiente, pero una señorita con tus piernas cerradas, excepto cuando llega él, que tiene todos los encantos para que te entregues. De ahí vienen ciertos mandamientos que hay que seguir para tener éxito en las (no) relaciones.