miércoles, 28 de marzo de 2012

Feminismo con amor a la Disney

Soy parte de una generación que bordea los 30, aunque yo no he cruzado esa barrera. Muchas somos hijas de feministas o al menos de mujeres más independientes. O que dicen serlo. Desde chica supe que tenía que ser independiente, estudiar, trabajar, pero además creci en una sociedad esquizofrénica donde conviven el individualismo y el mito de "La Familia" y "el Matrimonio". El problema es que las liberadas mujeres europeas de los 60 no construyeron la alternativa. La idea era destruir el patriarcado, pero aún no vemos cuáles son las nuevas relaciones de pareja que deberían sentar las bases de la sociedad.

Formo parte de la generación que no aceptará que el hombre crea que nuestro lugar es la cocina, pero fui socializada en una cultura del amor a la Disney. Príncipe Azul y vivieron felices para siempre. Las canciones y las películas románticas, la cultura en general, te llenan la cabeza de estas ideas. El ideal es abandonarse en el otro, hacer todo por él.  Pero la vida nos enseña que las cosas no son así de fáciles y que ese amor perfecto no existe.

¿Cómo construir relaciones de pareja hoy? No lo sé. Yo solo he fallado y me han roto el corazón. Es tan complejo querer armar un proyecto colectivo, de a dos, en un contexto de tanto individualismo. Se pasa de una a otra relación, y cuando viene alguna dificultad, me retiro. La empiria te demuestra que lo mejor es involucrarse poco, desapegarse y no abandonarse en los sentimientos. La gente me dice que hay que quererse a uno más que a nada. Prioridad uno, dos y tres.

Por eso ahora quiero probar las no-relaciones. No hay por qué renunciar a los placeres del buen sexo y del cariño. Sólo que en nuestra sociedad es muy mal visto que una mujer espere disfrutar sin compromiso. En palabras vulgares es una puta. Las mujeres no pueden hacer eso, dicen, porque está en su composición neurológica. Mentira! todo depende que es lo que uno quiere y con que disposición se encuentra.

Mucho cogeneracionales, hombres que viven sus relaciones sin mucho compromiso, no tienen empacho en hacer esos ennjuiciamientos. Por eso, si queremos mantener la atención de un hombre más de una vez, tenemos que aparentar que aprendimos sólo la mitad de los valores feministas: ser trabajadora e independiente, pero una señorita con tus piernas cerradas, excepto cuando llega él, que tiene todos los encantos para que te entregues. De ahí vienen ciertos mandamientos que hay que seguir para tener éxito en las (no) relaciones.